La calçotada es una comida típica de la zona occidental de Cataluña. Esta fiesta gastronómica tiene su origen en Valls, en la provincia de Tarragona, y se basa en una variedad de cebolleta tierna especial de esta región, el calçot, asada sobre las brasas. Además, también se suele acompañar por tradición con una salsa especial llamada salvitxada (hecha con ñoras, aceite, tomates, ajo, almendras, pan duro y perejil), que es muy parecida a la salsa romesco y que tiene muchas versiones diferentes.
Es muy importante seguir bien el método de preparación para conseguir una buena calçotada. Por ello, se deben seleccionar los mejores calçots. La mejor opción siempre son los auténticos calçots de Valls o, si no, calçots de la provincia de Tarragona. También se recomienda utilizar para las brasas sarmiento de viñedo para darle un toque único al calçot ya que dura el tiempo exacto que necesitan los calçots para cocinarse.
Para comer los calçots hay que seguir unos sencillos pasos: se pela la primera capa del calçot que está quemada por las brasas, se unta en la salsa (si se quiere) y se lleva a la boca entero. Aunque siempre la mejor opción para probar esta maravillosa comida es ir a comerla dónde se originó: en la provincia de Tarragona, más concretamente en Valls.
Un ciudadano vallense llamado Benaiges fue quien empezó a cocer los brotes tiernos nacidos de la cebolla vieja a la brasa y quien creó el aliño que acompañan a los calçots hoy en día. A partir de su descubrimiento, a principios del siglo XX, los calçots se convirtieron en la comida habitual durante los días festivos de muchas familias en pueblos del Alt Camp, como Valls.
Se hizo popular, no solo por su gran sabor, sino porque la preparación de la comida se convirtió en una fiesta familiar y de amigos. Durante el proceso en el que se preparan los calçots, todos los integrantes participan o bien preparando la salsa o bien asando los calçots o bien preparando los platos de comida que vayan a acompañarlos en la mesa. Por eso se solían comer en las masías catalanas, reuniendo a los familiares y a los amigos para comer juntos al aire libre.
Desde ese momento, todos los años durante la temporada de los calçots se preparan diferentes actividades en los pueblos de Tarragona que los cultivan y los preparan. De esta manera, promueven los calçots y animan a probar las variedades de salsas que se pueden crear. Un ejemplo de esto es el propio pueblo de Valls que durante un fin de semana celebra la llegada de los calçots y se preparan varios concursos, como: el concurso de cultivadores de calçots, el concurso de comer calçots y el concurso de la mejor salsa de calçots.
Así, el calçot ha logrado atraer al turismo a Cataluña durante los meses de invierno a causa de su toque culinario especial y del sabor auténtico de la gastronomía catalana que representan. Por eso mismo, toma un lugar importante como referencia gastronómica catalana, al lado de las mongetas con botifarra o de la crema catalana, entre otros platos típicos reconocidos.
Asimismo, gracias a la gran atención que empezaron a recibir y siguen recibiendo los calçots, los restaurantes de toda Tarragona y de toda Cataluña se han empezado a sumar a esta tradición. Hoy en día se puede encontrar en las cartas de muchos de los restaurantes de comida tradicional catalana la opción de comer calçots. Normalmente, en estos restaurantes se hacen menús especiales (menús de calçotada) para que los comensales puedan disfrutar de una auténtica calçotada acompañada con carne asada o con otros tipos de comida alternativa.
En el Grup Gran Claustre disponemos de varias opciones para degustar una calçotada. La temporada empieza a mediados de enero y acaba a finales de marzo.
Todos nuestros calçots son de cosecha propia, plantados y cuidados con mucho amor en la Masía Can Martí.